la vida, como tortuga fatigada o liebre enloquecida
te va quitando tanto: los seres amados los poderes físicos o mentales
los sitios permanentes los recuerdos de razón y sentimiento
las sensaciones
pero hay que estar atento como radar de la bondad
a lo que siempre la vida puede dar
mayor conciencia
mayor veracidad
mayor dignidad
mayor capacidad de amar
mayor compromiso con el otro
mayor identidad
grabados como manantiales
por el manantial de existir
no es cierto que la vida no valga la pena
ni siquiera la muerte y sus emisarios pueden vencer
las repercusiones ilimitadas de la ternura y la confianza
compartidas
que tal como se ha dicho
sobreviven.
Del libro Poema del revelar de FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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