Trece rosas cercenadas
del jardín del pensamiento,
les cortaron sus raíces,
apenas en nacimiento.
Pensar a veces es triste,
si se siente diferente
y se hace más peligroso
si ofendes a un oponente.
Y hay gentes que no distinguen
entre el pensar y el actuar
y castigan al que creen
que afrenta con su opinar.
Pensar distinto es muy malo,
para esta nuestra sociedad
que solo busca borregos
que no tengan dignidad.
Nuestras niñas, trece rosas,
creían que hacían el bien
encauzando con sus cantos,
hacia un cambio, un gran Edén.
Pero las garras del hombre,
que se dice el Superior,
acalla a trece chiquillas,
apenas capullo en flor.
Esto sucedió hace años
dizque en nuestra Madre España
y continúa sucediendo,
como una gran telaraña
en otras partes del Mundo
donde se acallan los voces
del que difiere de otro
que dice tener la razón.
Hay que cambiar este Mundo
por uno más tolerante
que respete la razón
y acepte a su contrincante.
Sabemos que las ideas,
son por demás divergentes
y que todos y cada uno
podemos ser diferentes.
Aprendamos a valorar
a todos nuestros hermanos
y sintamos como ellos
que somos seres humanos.
hechos de la misma arcilla,
nacidos aquí en la Tierra
y que cuando nos muramos
aquí mismo... nos entierran.
Saul Sánchez Toro -Colombia-
Publicado en el libro Siempre iluminadas nunca olvidadas
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