jueves, 21 de enero de 2021

ANALOGÍA DE LOS POETAS Y LOS DÍAS

 

Somos los dueños de la noche

y de la aurora que le nace a sus vestidos.

Somos los dueños de todo lo vivido

y de las carnes que han transitado nuestros cuerpos.

Una vez nos salieron alas

y fuimos también los dueños del viento

y domamos a los tigres de Etiopía

y formamos toda la arena del desierto

y cada dedo nuestro era la voz de algún poeta

hasta que abrimos los ojos.

 

Fuimos de nuevo hombres.

Nosotros dimos forma al viento, le pusimos senos, labios, alma

y lo soplamos fuertemente para formar con él las lluvias

que derrumbaron los montes de los Andes

y aplaudimos con tal fuerza que creamos los truenos

que mucha gente vio con asombro por las ventanas

hasta que abrimos los ojos, entonces fuimos de nuevo hombres:

Se nos cayó la mirada pero nunca dejamos de andar

se nos llenaron de llagas las rodillas, pero nunca dejamos de andar.

Se nos apareció la muerte. nosotros murmuramos, reímos

y gritamos a toda voz Y la muerte no tendrá dominio

mientras levantábamos el rostro al cielo

nuestra voz fue su puñal.

Se escaparon las nubes por la herida

que le hicimos al firmamento

y se llevaron consigo la sombra que nos acechaba.

Eso nos pasó muchas veces

y muchas veces también quedamos heridos

tirados en la calle sin entender

la grandeza de nuestra propia lluvia

pero nos levantamos y nunca dejamos de andar.

Para ser los dueños de esta inmensidad hay que estarlo.

Se debe morir todos los días con cada verso

se debe ser ceniza, eco, sombra, viento

para ser los amos de la Luna, para ser la noche misma.

 

A Epifanio Andrés Tocarruncho, Manuel Alejandro

OMAR GARZÓN PINTO

Publicado en Portal Cultural Quira medios


y demás amigos del comité de bebedores

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