NAUSEABUNDO
La niña mareaba el contenido de su plato sin probar bocado. No le gustaba su olor. La amenaza de “lo que no te comas ahora lo cenarás esta noche” se había cumplido. Durante una semana completa. Con razón, no le gustaba su olor.
VIAJES FINITOS
La hormiga recorría impunemente el pasillo de la casa, sin que nadie se interpusiera en su camino. Su
objetivo, llegar al hormiguero en el jardín, portando la preciada miga lo antes posible. Allí terminaban sus ansias aventureras. Nunca le acució el deseo de conocer mundo. Y, para más inri, era agorafóbica.
MAGIA
Sus dedos aleteaban como mariposas. Él se sentía fascinado con el movimiento. Cualquiera hubiera dicho que ella era una prestidigitadora. Desde luego, a él lo tenía cautivado con su magia. Tanto era así, que sin que se diera cuenta, acabó sustrayéndole el aliento.
HARTAZGO
Tan almibarada era su sonrisa, que lo empachó.
INSOMNIO
No quería saber qué hora era. Le angustiaría todavía más. La persiana abierta le permitía ver que era noche cerrada. La inquietud creciente le impedía conciliar el sueño. Pensamientos negativos se agolpaban en su cabeza. ¿Y si todo fuese un sueño, un mal sueño? No quería saber qué hora era. Le angustiaría todavía más.
Del libro Prismas de
MÓNICA RODRÍGUEZ JIMÉNEZ
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