Tus caricias ardientes, ¡sean mi despertador!,
tu cuerpo, mi gran estimulante de inspiración,
tu sonrisa, los destellos de iluminación versal,
tu mirada, ¡sea reflejo inquebrantable de luz!
Tu aroma, sea el gran bálsamo acompañante,
tu alegría, me irradie al alma apasionadísima,
tu encanto floral, destelle pétalos alumbrados,
tu dulzura, sea el resplandor de vida habitual.
Tu calor efusivo, sea el encendido de efusión,
tus besos sensuales, florezcan como una flor,
tus labios carmesí, sea la dulzura imborrable.
Tu piel atractiva, sea manto de multiplicidades,
tu sublime voz, sea armonía- usual del alma,
tu presencia sea albor amaneciente de amor.
Julio César Portella Medina -Perú-
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