“Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar.”
Pedro Calderón de la Barca
Fue una mañana de ésas…
A la vereda del camino, un olivo erguía la languidez de su sombra. El verano ardía sobre el amarillento pergamino del suelo, bostezando apesadumbrado el fuego acontecido del Sol, pedazo de hoguera encendida sobre la piel.
Me detuve a fotografiarlo. Me coloqué ante su perfecta silueta mientras las flamas iracundas me caldeaban la espalda ¡Parecía estar posando para mí! Su silencio de madera comenzó a penetrarme con la daga de su mutismo ¿Sabiduría de árbol? Poco a poco, con esa calma infinita que poseen las plantas, comenzó a insertarse tal paradoja, animando un diálogo de bocas sin gargantas, hojas certeras entre su faz contemplativa y mis ojos enceguecidos. A lo lejos, el intenso reflejo calcinaba al suelo, derritiendo toda cordura.
-¿Sabes qué significa el tiempo?- Preguntó sacudiendo las ramas de sus brazos.
-Bueno -respondí muy sorprendida- El tiempo es un concepto relativo ¡No lo he inferido yo! claro está, lo analizó un genio… y desde ese entonces, ya nada es igual.
-¿Relativo? ¿Qué es eso?- Indagó mirándome muy adentro.
-¡Es bien difícil de explicar! ¿Cómo te digo? No es algo absoluto, depende de la circunstancia, la velocidad, la perspectiva como se esté experimentando un momento. Déjame pensar un ejemplo… Vamos a suponer que es primavera, la temperatura es tan agradable que las horas pasan sin agotarnos. Podría estar exactamente aquí mismo horas tras horas observando tu belleza y sentiría que solo han transcurrido segundos. Ahora, bajo candente verano, apenas tengo unos instantes y siento que han transcurrido días.
-¡El mío debe ser absoluto! Vivo detenido viendo pasar a la eternidad ¡Puedo vivir hasta dos mil años! Sin moverme, sin hablar, en el mismo lugar, sin que las estaciones provoquen en mí ningún apresuramiento ¡No puedo caminar! Quizás eso me gustaría pero como no sé qué significa, entonces… ¡Da igual! Mis dos mil años aquí varado son la inmortalidad ¡Todo se transforma! mientras yo, permanezco enterrado sobre la misma tierra que me ha visto nacer, por cierto ¡Me encanta perderme viendo a las nubes vagar! Es mi pasatiempo favorito.
-¿Dos mil? Increíble… Nosotros, ahora con el aumento de la esperanza de vida, podemos alcanzar un promedio entre ochenta a cien y cien, exagerando ¡Son estadísticas!
-¿Qué hacen con su tiempo?
-¡Excelente pregunta! Ahora que lo pienso, solemos valorarlo muy poco, normalmente lo desperdiciamos. Hacemos del día a día una secuencia apurada, un ajetreo tan agobiante que ni el cansancio a veces, nos deja dormir, porque llegamos a estar tan alterados que los párpados se niegan a cerrarse, ya que jamás conseguimos dejar de pensar y en cuanto al ocio del ser, en vez de llenarnos ¡Nos vaciamos! Estamos rodeados de personas que se desplazan sin cesar y sin embargo, puede que te sientas muy aislado transitando en la multitud.
-¿Qué es “vaciar”?
-Dejar una cosa sin nada.
-Entonces ¿Viven más para estar vacíos?
-Si…
Scarlet C
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