Sucumbí al fractal de tus besares,
y al festín de tus caricias inefables,
surgió por fin, mi fiel amado,
el místico y dulce encantamiento.
Hoy soy mariposa de alfalfares,
tu musa en estrella convertida,
arrebol de tus rojos y pintares,
etéreo en tu trigal de las boreales.
Soy profusión de intelecto,
en tus letras y cantares,
soy la lluvia de tus mares,
soy tu conciencia y castigo,
soy tu excelsa nebulosa,
que te aguarda en las estrellas,
y en el infinito cosmos,
de tu amor...
príncipe amado.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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