Acércate aquí, Miguel,
porque este pueblo te admira
y tu guitarra guajira
pone notas en mi piel.
Con tu infinito nivel
acaricias los palmares,
y tus rimas son juglares
de las tardes de verano
en los ojos de Montano
y en los de Lorenzo Suárez.
ADRIEL CEBALLOS DELGADO
Publicado en Bajo la luz del verano
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