lunes, 13 de agosto de 2018

346


Cuando ya nada me nombre
pensarás que me habré ido,
y la última hoja del otoño
te entregará mi último beso.
El resto,
cubrirá tu sombra
como suave abrigo,
atemperando el cierzo
entibiando inviernos.
Y en los vástagos
henchidos de memoria
llenando el vientre
de otros sueños,
encontrarás el aliento repetido
una y mil veces
de tu nombre y el mío.
Por eso,
cuando ya nada me llame,
creerás que mi eco
se ha perdido
detrás del horizonte,
aún así
no te engañes,
solo es rumor del viento
que se roba
las palabras de mi nombre,
aunque hasta yo
lo haya olvidado,
pues de tanto cobijarte en este cielo,
mi sol será tu luz
y el viento canto que te arulla.
No me olvides,
moraré en tus recuerdos,
desde allí
dibujaré mil besos
brillando en la cúpula nocturna,
construyendo un jardín
en el centro de tu alma,
plantando en las estrellas
de tus ojos
el calor de una mirada.

José Luis Gareis -Argentina-

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