Perdí mi fe, por el camino
por el que se pierden los peregrinos
que confundieron el amor en el arte
de difuminar besos en tus mares
y se consumieron en un cigarrillo
y la indecisión de quedarse.
Te estaba escribiendo un pasaje...
pero dejé el cuaderno en alguna parte
y no quiero buscarlo
cuando te contemplo a mi lado...
mi corazón se contrae
mientras mi pecho se expande,
no sé que me has dado,
pero si sé lo que quiero darte.
Y bajé al abismo de tu boca
para sumergir las rosas
entre gritos y poesías
en una ilusión que yace perdida
por una esperanza rota
y una verdad ahogada en mentiras.
Y te amé... sin mirar las horas
arañando lamentos en la escayola
para obligar a las manecillas
a despreciar las luces del día
bañando en sombras la alcoba
con dos cuerpos que no riman
ni tampoco les importa.
Luis Maria Saiz Laso
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