sábado, 6 de mayo de 2017

ME BEBÍ TU RELENTE


I

Me he bebido el relente de tu verso
nacido de tu experta maestría,
donde brilla el amor, la luz del día
y todo cuanto abarca el universo.

En este ambiente hostil y tan adverso,
tan lejos de la buena poesía,
de tu libro en conjunto yo diría
que es un lecho de paz mullido y terso.

Me embriagan los sonetos, que es lo mío,
disfruto de su excelso manantío
y noto placidez en mi interior;

e incluso hasta en mis remos, yo diría
que advierto una ligera mejoría
del adormecimiento y el dolor.

II

¡Alguien puede pensar que aquí exagero,
que piense lo que quiera, me da igual!,
el latido y frescor de este caudal
que mana de tu fuente que es venero,

me viene a mi a servir de placentero
como medicamento adicional,
por ello seguiré con mi ritual,
puesto que me va bien y porque quiero

“con respecto al soneto, claro está”.
Respeto la otra línea y la leo,
pero no tanto en ella me recreo

como con el soneto, que me da
si está bien hecho, claro, gran placer,
¡le hace al dolor incluso descender!

III

De este Texto, decir poco más puedo,
lo dije todo ya, bien fuerte y claro,
a tu péñola empujas sin reparo,
con todo cuanto plasma yo me quedo.

Me viene cual si fuera anillo al dedo
y me atrevo a decir que obtengo amparo,
tus versos con sus luces son un faro,
que alumbra los umbrales de mi credo.

Sigo diciendo aquí para el remate
que tu libro es un gran escaparate
mostrando como el buen verso se crea.

Lo miras y remiras y te llama
y te ofrece la luz que da tu flama,
que viene a ser la chispa de la idea.

¡UNA VEZ OBTENIDO TODO JUSTO,
RESPIRAS SATISFECHO Y BIEN A GUSTO…!

Manuel Mejía Sánchez -Ciudad Real-
Publicado en la revista Arena y cal 248

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