martes, 2 de mayo de 2017

ENTRE PARÉNTESIS


Entre paréntesis observo el discurso de las armas que se engrasan con voces imperiales, que gritan consignas bien preñadas de razones democráticas y mentiras eficientes para el negocio de las sangres usadas como combustibles de progreso.

Entre paréntesis presiento los exilios del dolor y del miedo, los que fecundaron silencios inmutables y recuerdos que siguen rezumando heridas abiertas; el exilio que nace de la voz guardada y del odio proclamado; el exilio interior, espeso y ofensivo, doloroso y cerrado.

Entre paréntesis me asomo, de puntillas, a sentimientos callados pero sentidos como gritos recurrentes, a afectos de papel maché y porcelana transidos en distancias que no unen, que dispersan, inmolan y descargan pasiones y sonrisas.
Me asomo, entre el temblor y la duda, a paréntesis que apenas entiendo desde las canas que me asolan y me crecen, desde el amor sedimentado en horas adversas.

Entre paréntesis asumo la fuerza de la piel y de los besos, la torcida impaciencia del absentismo solitario que derrumba manos entregadas sin cómputos que contabilizar en el debe cotidiano de proyectos. Valoro la magia que no entiendo y las incógnitas que no comparto, pero que no están adulteradas con envidias recelosas y castrantes. Converso, sin reproches, con bocas dolidas y distantes; atraigo caretas que nunca podré traspasar con mi barquichuela de tiempos; aprisiono nubes de domingo y cielos de Diciembre cargados de nieves y granizos que pueden abrir huecos encubiertos.

Y voy sabiendo, entre paréntesis, que vivir, y sentir, reír y doler, amar y perdonar, no es sólo un ejercicio de payasos que visten narices de colores mientras dura el espectáculo...

Luis Enrique Prieto
Publicado en la revista Arena y cal 248

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