( para P. A.. )
Dirás que las gaviotas
con sus gritos de cuervos blancos
son solo histéricas agoreras del cielo,
persífones
voladoras en las tardes de sol y humo,
albaceas del tesoro perdido
de los peces.
Yo te diré
que aún recuerdo la sangre
que fui dejando amontonada y seca
en los divanes de la noche,
que tengo el mar
oculto tras los ojos vigías del dolor
que irrumpe y desnuda
la mirada
cómplice
de los atardeceres ungidos de poniente.
Nuestros labios, luego,
buscarán el sabor amargo de la distancia
aprendiendo a recorrer
los vacíos
y a llenarlos de esperanzas sin esperas,
matizarlos de gritos de gaviotas,
doblegar cuervos
disfrazándolos de palabras
diversas que fructifiquen amparos
más acá de fronteras imposibles.
Y sabremos
que el fuego, el mar, el viento y la añoranza
son solo oasis
donde perpetuar las caricias
que las gaviotas van gritando
por el aire...
Luis E. Prieto
Publicado en el blog escribidor
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