sábado, 1 de febrero de 2014

LOS CONDENADOS POR ELEGANCIA


Par delicatesse,
j'ai perdu ma vie.
ARTHUR RIMBAUD

(...7 de cada 10 encuestados perciben que ha empeorado
su vida. El resto no tiene vida, o no contesta)

En el último tenedor
almorzó tres veces... sin hambre,
en el mismo día, a la misma hora.
Comió como diez hombres.
Devoró el trabajo de mil obreros.
Devoró, digirió, y volvió a comer
hasta alcanzar nunca la saciedad.
Era evidente su nivel de vida
elevado. Elegante, distinguido;
refinado aunque modesto
en dar propinas - ese costoso
gesto superfluo lo tildaba
de despilfarro -, siempre iba
a la mejor barra de Madrid
para encontrarse con él mismo.
Que eran otros igual que él,
recalzados en la crisis, asquerosos
millonarios cursizampos, perras
sin dientes, ansiosos de fornicar
mas convocados a siempre comer
defecando los placeres y trabajos
de otros.
Pobrecitos, pobres....

FULGENCIO MARTÍNEZ -Murcia-
Publicado en Un día es un día Ágora


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