Mis manchas de la piel delataban los años pasados por los soles,
se asoman tras las gafas las tristezas compañeras…, melancólicas.
Sentado en una silla de avenida, distraído revisaba algunos papeles,
sortilegio de la vida, sin verla, su mano delicada poso sobre mi hombro.
Aromas de amiga lejana, voz cálida, corazón lleno de ternuras,
nos abrazamos con la brisa dulce del verano, eterno abrazo, esperado,
deslice un beso de cariño en su mejilla, suave piel…,! no lo creía ¡.
Lloramos con lágrimas de colores, encuentro limpiando almas,
resurrección aplazada, cuando al viento lanzamos los poemas.
Lo esperado… la vida hizo de las suyas, ayudada por deseos reprimidos,
permitimos a nuestra edad dorada, danzar de alegría en el amor.
Nada hicimos para cambiar de pareceres…dejamos fluir al destino.
Se nos fue la noche con los últimos luceros, el sol naciendo,
melodías de arpas y violines, serenatas de lujurias y pasiones,
sobrevivientes de holocaustos de viles traiciones y de olvidos,
renacimos en auroras florecidas, mil aromas de placeres.
En filos de horizontes, lo imposible … siempre es posible.
Bordamos con hilos de ternuras un inmenso corazón
…el tuyo y el mío… para siempre.
Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-
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