Locas tardes de Febrero,
presagio, tiempo cambiante,
que el chubasco itinerante
viste el almendro florero.
Hacer llegar la alegría
cual poeta en primavera,
tal portarme, lo quisiera,
con mi ilusión y poesía.
En mi atalaya sentado
vestida como promesa
admiro una Contraviesa
con el almendro cuajado.
Como precioso animal
que lento se despereza
despierta naturaleza
de su letargo invernal.
Bulle abeja laboriosa
acariciando la flor
con el cuidado y primor
esta obrera tan preciosa.
En la cima del ciprés
luce su pecho amarillo
el vigor del verdecillo
trinando su palmarés.
Ya las aves tempraneras
andan pareja buscando
con sus trinos camelando
por las frondosas laderas.
Un despertar emociones
esta Alpujarra bravía
como una llama encendía
inflamando corazones
JOSÉ SALAS -Barcelona-
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