Te lo digo al oído. No es secreto,
es mensaje que sólo a ti compete,
nacido en mí, sedoso gallardete
que, trasladado a ti, será amuleto.
Su tono, si melódico, discreto,
ajeno a otras escuchas; no es billete
para ir de mano en mano, ni juguete
a caprichosa veleidad sujeto.
Si en susurro lo digo es porque nace
dentro de mí, y resuelto se complace
en rendírsete en exclusividad.
Mensaje que nos une, y nos separa
del teatral gentío y su algazara;
tú y yo en semicallada dualidad.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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