Vuela sobre paisajes
de tiernas imágenes,
en la certeza
que somos
polvo en el viento
acariciados por trocitos
de cielo.
Hay cumbres heladas
en el horizonte
que encienden
hogueras
entre relojes de agonía
y el vértigo de los escaladores.
En el límite
entre el bien
y el mal
surge la ternura,
el deseo limpio
de un nuevo despertar.
ANA GARCÍA BRIONES
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