Es malo y sufre.
Malvado hasta la santidad.
Y le duele el alma hasta las cachas
y ríe con risa de lata
y duerme con angustia de cernícalo.
En sus noches dementes
oigo su cantar
enmohecido, arrugando el aire.
Tortuoso hasta hacer marchitar
las begonias de la casa
de la mujer que ama.
Es malo, quiróptero,
y anida en su mañana
de brea chamuscada.
Del libro EL GRITO DE TERRIDE de
FELICIANO MEJÍA
Publicado en el blog laalcazaba
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