Ha aprendido que la vida es un viaje, es movimiento, cambio. Hasta aquí puede ser anécdota, algo a contar, pero también es trascendencia, enigmas a resolver:
la experiencia de vida nos conduce (cuando esto no se produce, hemos desperdiciado nuestra presencia en el mundo) a desentrañar el gran misterio de la vida, cual es el propósito de mi vida (esto dicho desde el que lee). Cuando logramos llegar a este punto aprendemos que el viaje consiste, en esencia, en darle curso a este propósito.
A todas y cada una, a todos y cada uno, dependiendo de la etapa en la que estén:
que encuentren su propósito de vida, que lo desarrollen y que en este empeño sean plenos de luz propia, que los obstáculos sean alicientes para seguir hasta la trascendencia.
Tito Alvarado
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