Ahora que no escribo y que hago preguntas, muchas veces estúpidas, ahora que no escribo porque se me fue la musa a algún lugar en donde ya no vivo, ahora, ahora que no escribo como antes de la hora cero, ni como desde que estuve en el punto cero, ahora que no escribo con los puntos y comas necesarios ni las comas y puntos necesarios, ahora, ahora que no escribo para aplacar mi ególatra identidad de prepotente señorito de cortijo como cuando fui a leer los versos que no escribí y me dieron una mano de cal sobre la pared llena de agujeros que parecían balas, ahora, ahora que no sé si escribo o escriben las palabras por mi boca dedos lenguas leguas de un viaje submarino que nunca terminé porque me quemaron las hojas de mi hereje corazón en un campo de batalla donde el siete era un número de la mala suerte, ahora, ahora que no escribo para satisfacer mi YO supino como una bestia, ahora que no escribo porque ya no queda a nadie a quien conquistar ni morena ni rubia ni gorda ni flaca ni gata ni gato, ahora que no escribo porque las horas se han ido difuminando en el dibujo de la tarde, en ese esbozo de una mano que ase el lápiz y suavemente lo agita para construir ante mis ojos un mundo que puede que sea más real que este en el que habito como un monje, como un misántropo, ahora que no escribo como antes de las diez novelas negras y de terror que nunca escribí y que nunca escribiré, ahora, ahora que me faltan puntos y comas para aderezar este guiso de fantasía e imaginación que ya no cocino como antes ante el fuego del hogar donde brilla el fuego sin control, ahora, ahora que los ellos y las ellas y los nosotros y los vosotros, y las vosotras y nosotras no me dais golpecitos en la espalda porque ya no tengo nada que ofreceros a cambio del amor de la secta, ahora, ahora que no escribo, que dejé de fumar en papel y cigarrillos ya no lío como si la vida me fuera en ello, ahora que no escribo tus señas en las cartas que tampoco te envíe y que nunca recibirás, ahora, ahora que no escribo y suena la noche con su llanto lastimero o con sus sonidos de jungla donde se pierden las drogas de diseño, ahora, ahora que no escribo que dejé de beber y ya no tengo días ni de vino ni de rosas, ahora, ahora que no escribo como cuando era ese pánfilo pardillo que creía que escribir, que el acto de escribir me iba a consagrar como un NO idiota más, ahora, ahora que no escribo, que quizá necesito hacerlo, ahora; que me han vuelto los puntos y comas, las comas y los puntos y las musas se han sentado frente a mí a la mesa y un dios que dice llamarse Baco me sirve el vino, el mejor de todos los vinos, la sangre de su sangre, ahora, ahora que no escribo y todo fluye como en un tobogán donde los niños se ríen sin pausa ajenos al mundo de los mayores, ahora que me salen las palabras por la boca a borbotones como géiseres y lamen las turbias aguas del cielo, ahora, ahora que no escribo al Amor porque se fue con ella bajo la lluvia, mientras yo quedé varado en la parada de un bus que nunca salió y que quizás nunca pasará por aquí, ahora que los verbos parecen soldados dispuestos a la batalla tras la derrota en pos de una victoria, de una victoria o de la muerte que quizá sea la única victoria, ahora, ahora que no escribo…
Salvador Moreno Valencia -Fuengirola-
Publicado en el blog reflexionesenellimbo
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