Siéntate, hermano, siéntate y reposa
de los muchos quehaceres que no has hecho.
Otros tantos te asedian; los sospecho
flotando por tu mente vaporosa.
No tiene agujas tu reloj, rebosa
de tiempo inmóvil, siempre en tu provecho.
Tantos amaneceres al acecho,
y te acoges a noche tenebrosa.
En ley gramatical atributiva,
serías verbo, pero en voz pasiva,
de forma irregular, y en lengua muerta.
Descansa, hermano, de tu no hacer nada;
reclina una vez más sobre la almohada
la cabeza sin brújula y desierta.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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