Mira hacia la calle
y siente su propia mano –joven-
que lo toma y lo lleva
lo saca lo quita
de la mesa junto al ventanal.
Marcos Silber
Solo.
Sentado a una mesa cuadrada
de madera con mirada cuneiforme y otras sílabas
lee pasajes a la adolescencia.
No busca apenarse del crecer en un momento de los siglos.
Solo.
Quiere encontrar, asombrarse.
Mira a la mesa de al lado
Vacía.
Espera a la madurez
corregir los desvíos racionados
de la mente que una vez existió
y tropieza, con un mantel de otro lugar,
tan lleno de color, tan cerca de sus manos
que lo acomoda y ubica a los años,
a cada uno en su mesa, tropel de emociones,
menos en las talladas con cuñas de acero y sonrisas.
Vuelve.
Mira más allá de su mente
y descubre el ahora.
Marcela Sandra García Ferré -Argentina-
Publicado en la revista Palabras Diversas
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