Sobre la piedra del silencio dejo
mi surco inaugural, mi lumbre quieta
mi peregrina condición poeta
el abrazo raigal y el vino añejo.
Si la palabra me llevó lejos
en busca de los signos del profeta
hoy regreso al sonar de la trompeta
para encontrar mi rostro en el espejo.
De los muchos albores transitados
llevo una marca tenue en el costado
inconclusa canción, límpido beso.
Esta honda sensación de haber vivido
la plenitud del sol en el latido
y algún nombre esperando mi regreso
Horacio Goslino -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche 66
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