lunes, 30 de diciembre de 2013

LAS NOCHES MÁS LARGAS


Hoy solo sé que existes y amanece.
Javier Egea

Sin ti no sé qué hacer con tanta noche
y lo he probado todo, aunque sin suerte:
los ratos sin afecto, los night-clubs,
los sábados, las calles, otros mundos,
las blancas madrugadas, los amigos,
las ciudades insomnes al calor de las copas;
aquel verano, el cine, el sexo, aquella chica
y las cartas de amor a aquella chica,
las lentes de colores lo mismo que las luces
de aquel antro, la música y Elisa;
los hoteles de lujo frente al mar,
los sueños como cartas boca abajo,
aquella luna sola, el sol reconocible
en la terraza, el beso, ese camino...
La historia interminable y fugitiva
del buen amor adicto a los orgasmos
y tantos sicotrópicos y camas de una noche.
Sin ti no sé qué hacer
y son largas las noches...
No sé si alguna vez, cuando la lluvia cae
en el cristal, se apaga el horizonte
igual que un corazón contra el crepúsculo,
y acribillado el mar me causa miedo,
no sé si alguna vez,
sin entrar en detalles,
se llenará el teléfono de ti
y tu voz de diamante dará luz
a unas pocas palabras verdaderas:
No sé cómo empezar, pero te adoro.
Y aguardo sin paraguas que vengas a buscarme
y siga oliendo a mí tu ropa y tu desnudo,
y me vistas de espumas en el baño
y pidamos después la cena
mientras pienso
en un final feliz para nosotros.

Alejandro Lérida Hormigo
Publicado en la revista LetrasTRL 58

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