"Al contemplar la Madonna Sixtina, nuestra época vislumbra a través de ella su propio destino. Cada nueva época reposa su mirada sobre esa mujer con el niño en brazos, y una confraternización dulce, conmovedora y dolorosa surge entre personas de distintas generaciones, naciones, razas y siglos. Entonces, el ser humano toma conciencia de sí mismo y de su destino, y de pronto siente el maravillosos nexo que enlaza entre sí distintas épocas, lo que existe en el presente con todo lo que ha existido y dejado de existir, y todo aquello que existirá". Vasili Grossman. La Madonna Sixtina, 1955
Comparto estas breves líneas del magnífico autor ruso. Con ellas enciendo la lucerna del deseo intemporal en la imagen femenina de la Madonna Sixtina, obra de Rafael, 1513-1514, -acompaño imagen-, que nos concilia con este mundo tan descarnado como hermoso.
Mis mejores y mayores deseos, queridos amigos, para este joven invierno preludio de la ensoñación primaveral
Besos y abrazos fecundos y cálidos.
Pedro Luis Ibáñez Lérida
No hay comentarios:
Publicar un comentario