Sin ser fuego, hay un nombre que me quema,
una idea convulsa que me abrasa,
un impulso lascivo que rebasa
mi aptitud de control. Ah, qué dilema,
querer y no poder, en la suprema
contingencia febril que sobrepasa
mi determinación, y me desfasa
de cara a realizar mi propio esquema.
Porque tengo un proyecto, mas no alcanzo
vigor para lograrlo, y aunque avanzo
rumbo a su adquisición, no lo consigo.
Esa meta de gracia seductora
tal vez me abre sus puertas, y me implora,
mientras la timidez es mi castigo.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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