domingo, 25 de noviembre de 2012

LAS MADRES FAMÉLICAS Y EL INFINITO


Las madres famélicas trabajan la casa,
trabajan los niños,
trabajan la tierra
y elevan a sus machos al infinito.
Los machos se ocupan allí de asuntos de machos:
entelequias de machos
pendencias de machos
heridas de machos
muertes de machos.
Y las madres famélicas vuelven del infinito
solas.

Las madres famélicas trabajan el pan
trabajan la ropa
trabajan el cobijo,
y elevan al infinito la mirada.
La mirada queda allí buscando las terribles respuestas:
indagando el porqué de la vida
inquiriendo,
averiguando lo que hay detrás de la muerte.
Y las madres famélicas regresan del infinito
-ojos hueros-
sin mirada.

Las madres famélicas trabajan la mañana,
trabajan la tarde
trabajan los sueños,
y elevan a sus hijos famélicos al infinito.
Agonizan allí los hijos famélicos,
y las madres famélicas
-sin machos, sin mirada-
recogen en sus bocas los últimos alientos,
abren tumbas en sus propios vientres,
envientran a los hijos muertos
y en el infinito se quedan para siempre.

Pedro Sevilla de Juana (España)
Publicado en la revista La Urraka 31

No hay comentarios:

Publicar un comentario