miércoles, 21 de noviembre de 2012

DESOCUPADO


Salmo 2000

 Un desocupado, Dios, es una pieza única
que hace a tiempo completo su trabajo;
una pieza insustituible
       a todo el engranaje;
una mudez; un grito; un balbuceo;
un canal nivelador
       que espera aguas,
aparentemente más cerca de la sequedad
       y el olvido
que de la administración planificada
       de riquezas.
Un desocupado, Dios, con su desierto
       y su niebla,
vital a este equilibrio de espejismo,
donde cada cosa empuja o devora
       a cada cosa.
Se repite, se confunde, y se alza
ya como discurso
de escena, que el desocupado está
       desocupado
de toda función o todo uso,
mientras la máquina infernal, abismal,
       ahonda el pozo.

De Informe de barbarie de Eduardo Dalter Buenos Aires

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