domingo, 9 de septiembre de 2012

SUSPENDIDAS LAS HORAS


Dame esa noche larga que detiene
latidos de relojes, y alza un muro
retardando el avance en claroscuro
del enemigo amanecer que viene.

Suspendidas las horas, no resuene
otro rumor, no exista otro futuro,
que el susurro que arrullas, que murmuro,
en este vínculo que nos retiene.

Una parte voraz, nueve de calma,
sin desacuerdo entre la piel y el alma,
unidad de función, luces y truenos.

Háblame y te hablaré; sean las manos
mensajeros sedosos, artesanos
sin prisa en su labor, pero sin frenos.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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