En el ojo del huracán
pisar el freno;
escalar las columnas de Heracles y besar el cielo
El sabor a sal,
el remolino turbulento de algas pegándose al
cuerpo
una plaga de estrellas de mar aferrándose a ti
como si fueras a salvarlas,
pobres...
solo viniste a oír rugir al viento,
a provocar la ira del mar,
a conocer su inmensidad y dejar al descubierto su
mayor debilidad.
Loco
morirás antes
como todos ellos.
Siracussa Bravo Guerrero
Publicado en la revista LetrasTRL 49
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