miércoles, 12 de septiembre de 2012

LA NOCHE


El incesante sonido del reloj, las gotas de agua del grifo de la bañera, el maullar del gato del vecino. Todo aderezado con la tremenda oscuridad de la noche. El presidente del gobierno había aplicado la última de sus estúpidas restricciones para que la sociedad ahorrara energía y él tenía que sufrirlo. Gracias a su fobia a la oscuridad estaba condenado al insomnio. Había probado con dejar una vela encendida, pero las cortinas de su habitación se quemaron y él estuvo a punto de morir abrasado, lo que le despertó otra nueva fobia, esta vez, al fuego. Aprovechando para dormir durante el día y viviendo la noche se había aislado de la sociedad. Lo había decidido, este ya no era el mundo que él conocía, y por ello debería prepararse, ya que, pronto, tendría que adentrarse en la más profunda oscuridad.

AZAHARA OLMEDA

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