sábado, 22 de septiembre de 2012

LA MIRADA DEL OTRO


Me pregunto a diario en qué consiste aquello que queda en la agonía de los estados, cómo pueden seguir en el mismo encuadre de mantenimiento de lo establecido y que sigamos con ello las mismas directrices sociales, derecha e izquierda, y que la única variante sea la extrema posición de ambas. Cómo es posible que aún surjan las ideas de siempre ―lo pasado es mejor―… cosa que al levantarnos cada mañana hacemos, construir futuro y continuamente dejamos el pasado, —hecho—.
Me pregunto cada mañana cómo seguimos generando o participando del miedo creado, y del miedo a lo que se nos avecina sin tomar la decisión de decir —¡basta de teatro, basta de falsa!
Me pregunto cada mañana cómo escuchamos las mentiras que los actores representan en un esfuerzo por parecer que dicen la verdad. Y cómo intentamos hacer el esfuerzo de seguir creyendo en esas palabras que son escritas desde una mesa de hotel ―sin sentir―, por alguien que escribe guiones, que escribe para que otro diga y finja que cree en lo que dice, y de esa forma hacer creer lo que no es.
Cuando encuentro mis respuestas y miro hacía adelante y veo que el día está gris, que el sol se oculta tras las nubes, que la noche se aproxima sin previo aviso, que las miradas que se cruzan conmigo fingen ser o vienen sin un camino definido, con sombras en los ojos, con más preguntas que respuestas; vuelvo a preguntarme cada vez, por qué seguimos en la creencia de que los actores nos cuentan la verdad.
Cuando salgo y hablo con el mundo, éste me responden con más preguntas que respuestas y siempre desde un miedo que induce a más dudas y a su vez a más miedo… muchos han escrito ya sobre la espiral, sobre la edad media… sobre todas las guerras, todos hemos visto también cómo la historia nos enseñó a ver el presente desde las referencias tanto escritas, como transmitidas por generaciones y que avisaban de que el camino no era el correcto. Pero aún así hemos seguido permitiendo y conservando los valores que rigen el estamento social, desde sus directrices y fronterizaciones, tanto físicas como sociales y, sin ningún tipo de pudor, sin miras al futuro, —¡vive el presente que el futuro dios dirá!, nos dicen— bajo ese criterio nos fuimos olvidando del futuro, que no es otro que el hoy.
Las libertades y derechos que se fueron creando a base de esfuerzos, sangre, sudor y de no pocas víctimas, se desvanecen hoy.
Los delirios de poder se alzan con banderas claras de derrumbar en vez de construir.
Toca crearse un nuevo pensamiento que no sea el que imponen, basado en nuestros sueños, delirios,
ficciones, y hacerlos realidad.
Julio de 2012

JUAN MANUEL ÁLVAREZ ROMERO
Publicado en la revista LetrasTRL 49

No hay comentarios:

Publicar un comentario