martes, 11 de septiembre de 2012

FÁBULA


Cierta vez hubo un niño que fue guiado por una Virgen.
El niño en su camisa tenía entonces
un delgado remiendo en forma de ala
que, de noche, en desquite, le transportaba hacia los ángeles.

Pero, una Virgen le guiaba ahora.

Supo que la Inocencia es un Infierno sin calor
en el que cada cuerpo es un deseo
de la blancura de la ignorancia.
Que la pureza enflaquece a las almas
y las atonta dulcemente, para finos espantos
disfrazados de amor.
¡Oh, la necesidad de una huella animal
en el secreto pomo del corazón!

Supo que la esperanza, detiene el don
para durar como arco.
Que en la esperanza, arde la Bestia incesantemente
porque a los dioses les divierte el fuego.

Y, supo que esa Virgen era su misma Alma,
beoda de las siete esclavitudes.

Liberado ya el niño,
en el fango de abril la poseyó.


César Dávila Andrade Cuenca, Ecuador - 1918 - 1967
Publicado en la revista Isla Negra 322


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