jueves, 6 de septiembre de 2012

CASA ROTA


Goteras como aplausos a fuego lento,
escalones martillazos planos,
trampas de la confianza,
y en la pared,
agujeros negros con cables huidizos y locos.

Y de mirada ebria,
esquinas sibilinas y oblongas
que anhelan ser sucursales de El Aleph.

En la techumbre,
pisadas como humo de cigarras
son el certificado de residencia
de murciélagos fumadores.

Acompañando el trazado,
mesas y sillas de aire e ilusiones,
y lámparas asideros cuelgan,
como estalactitas del siglo XXI.

Las habitaciones rotas se suceden
rebosantes de los gritos del silencio
en procesión cruel como caricias de la intemperie.

La casa,
exilio anegado,
suspira irreconciliable.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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