¡Y anda que no se hace largo el día sin poder salir ni a comprar!
Menos mal que la vecina nos ha dejado a su hijo para que lo cuidemos mientras ella se iba a trabajar y no me he aburrido tanto. A veces me hacía preguntas que me ponían en un aprieto:
- Señor Juan, ¿por qué me llamo Antonio?
- Porque tu madre se llama Antonia.
- ¡Uf, menos mal que no se llama Ana!
JUAN PAN GARCÍA -España-
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