He decidido transgredir
las reglas de la sociedad,
salirme con la mía,
sacar placer de todo aquello
que no puedo cambiar…,
antes que la vida azarosa
cumpla su ciclo inevitable
y como hoja seca sea arrastrada
hacia un destino de sombras.
Los árboles cambian de color
al llegar una nueva estación;
las flores se abren ufanas
mientras entregan su aroma,
al poco tiempo se marchitan y mueren.
¡Lo efímero de la naturaleza
se manifiesta implacable!
Estoy convencida
que las mujeres mantenemos
en marcha el mundo,
enarbolamos su belleza
y la sostenemos
con nuestra incansable labor
compuesta de múltiples
pequeñas y grandes tareas.
Soportamos sobre nuestras espaldas
lo prolongado y difícil del mundo:
gestamos vida y la sustentamos
“contra viento y marea”.
No recibimos nunca medallas
ni menciones honoríficas
ni nos esculpieron un busto
en la sala de los notables
pues esa es “nuestra tarea”.
Justo es, entonces,
“salirnos de la vaina”…,
crear, bailar, reír o simplemente…,
¡amar sin condicionamientos ni leyes!
Y cuando la vida fugaz
y riesgosa nos baje el telón
¡tener la íntima convicción de que
no hemos vivido en vano!
Delia Checa -Argentina-
Publicada en el libro Siempre iluminadas nunca olvidadas.
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