Sensual, su silencio es atraído y transitado,
pero no habitado,
por mis ojos.
Pálida, su voz es mordida y desangrada,
aunque no asesinada,
por mis manos.
Temerosa, su piel es cabalgada y casi domada,
sin embargo, no disfrutada,
por mi voz.
Impar, su cuerpo es vivido y suicidado,
y casi amado,
por mi cuerpo…
Victor Diaz Goris
No hay comentarios:
Publicar un comentario