Un café en el que alguna vez hubo un gorrión. Uno próximo. En la sonrisa de él, cuando viene desde la cocina hasta la mesa, se bambolea el payaso. “Qué tomará.” Ella devuelve la sonrisa e inquiere: “¿Y el gorrión?” Él pierde la sonrisa y demora la respuesta: “Se enamoró. Si yo amara, y las alas me lo permitieran, preferiría irme.” Ya ninguno de los dos sonríe. “Termino a las tres.”, añade él. Ella de un parpadeo apresa el gorrión para comérselo.
Del libro Bla bla bla bla bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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