“Te amo más que mi propia piel”
Frida Kahlo
A esa mujer la han crucificado a besos.
La han cubierto con la vía láctea.
Con sagrada saliva la han ungido.
Le han puesto alas en la cabeza.
En la frente, un paraguas. Un pararrayos.
Han seguido la flecha de los besos en sus pies.
Han penetrado por su ombligo.
Piel, debajo de su piel.
En su vientre un pez tornasolado nada.
Han borrado sus huellas dactilares.
Solo un punto. Vida. Desatino. Amor.
En su hipocampo mar solo cabalga un nombre.
Todos los hombres, menos uno, extintos.
Posesión. Agujas. Lobizón. Noche de luna.
La muerte está colgada en un tendal de seda.
Y la tristeza y el olvido y el pan duro.
Zozobran las ancas de un potro negro, sin domar.
Monta en pelo y florece la rosa de los vientos.
Y la llaman loca. Sacrílega. Impía.
Pero le han brotado bocas en sus ojos.
En sus riveras. En sus bordes de agua.
En sus caderas. En sus manos, bocas.
Bocas. Bocas. Bocas.
Del poemario inédito Cuadratura del poema de
Amelia Arellano -Argentina-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 85
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