Aún sueño palabras
que hilvanan vientos,
me repito...
en los ríos de nubes
que conocen el mar,
en las caricias mundanas
en la horfandad de mi linaje
y en la herencia de las sombras.
¡Oh, alma mía!
Te busqué en la carne letal,
en el silencio y la calma
no recuperada.
Atrás quedó el tormento
de alfileres clavados,
de memorias canceladas
de otros templos y otros dioses
tantas veces revividos.
Te busqué en el desierto
salí y perdí tus huellas,
reclamé a la muerte
coseché cenizas
y tiempo robado, pasiones
cómplices del cuerpo.
Me hundí en pantanos de tregua
en sospechoso placer,
en añoranza vivida.
En días de conquista
las señales de las estrellas, leí,
navegué en ajena orilla
en noches oscuras de antiguas horas
de entregadas fatigas
para encontrar la vuelta a casa.
Loly Soler.
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