martes, 28 de agosto de 2018

TRANSGRESIÓN


La noche mueve sus caderas
y cabalga sus silencios.

Afuera cae la vida intermitente.

Quisiera enterrar a la muerte
y resucitar los años,
los días,
y todos los instantes
para amarte, amarte.

Amarte con un amor que
no se consuma
en la torre sagrada
de tu cuerpo.

Cada vez que imagino
el abismo de tu ausencia,
me domina el tormentoso
vértigo de la ansiedad.

Y mi amor crepita
en mitad de la desolación
como tenues rayos de luna
sin evocar,
huérfanos a tus caricias.

¡Ignífugo olvido!

Como espera el muro la hiedra que lo cubra
así aguardo yo tu cuerpo.

Con tu regreso mis manos
dejarán de estar vacías.

Anhelo los mares
tibios de gozo
que corren por tus venas
con fragancia nubil de
crepúsculo.

Irrepetible como la muerte.

Espero cosechar tus besos
en hondas madrugadas.

Perturbo la liturgia de tu boca.

Transgredo todo lo prohibido
de tu templo.

Voy rellenando
tu copa y la mía
con el vicio de ti.

Tengo más sed cuando
sorbo a sorbo
bebo tu cuerpo entero.

Socavo irreverente
el fondo de la copa
y relamo hasta la última gota
de tu halo.

Carmen Linares

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