A pesar de todo lo anotado hasta ahora,
en el inicio de esta noche algo oscura,
aún tengo ganas de adornarte,
aún tenso el arco para lanzarte flores
sin desánimo, por el simple impulso,
por el simple acostumbrarme de las horas,
esos instantes previos a escribirte;
ahora, todo es diferente, has creado un conflicto,
amarte y pensarte era usual, nos queríamos,
pero ahora que ha pasado lo que tenía que pasar,
tú, realista, material, algo indiferente, distraída,
yo, inmensamente soñador, poeta sin remedio,
que vivió de algunas cualidades totalmente tuyas,
reflejos engañosos, engaños míos, visiones,
que soñé tontamente por años, siglos, años luz,
que me ilusioné, que miré sueños, que te conocí,
que te vi diferente, te veo –hoy, con algo de dolor-,
como un recuerdo grato, engañoso, un pasado
que me creó versos, prosas reales, simples frases
que me alentaron, es más, que me ilusionaron,
y hoy me permiten verte alejar sin llanto, ni tú ni yo,
te veo ir de una manera natural, sin quejas mutuas,
es más, te arrojo pétalos, aplaudo tu andar,
me despego de tus manos, esos puentes, enlaces,
extensiones, que nos unían antes de tocarnos,
que siempre extrañé, que aún no sé cómo afrontar;
desde ahora, a pesar de todo, continuaré soñando,
no hiero a nadie, continúo disparando flechas,
dardos al aire, talvez –quizás-, den en algún blanco,
y otras manos las arranquen sin sangre, del corazón.
De poemario “Poemas de Un Amor Residual” de
Gustavo García Soto
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