martes, 14 de agosto de 2018

HOJAS ROJAS


Silencio.

Verticales,
apilados,
ordenados cerebros,
esperándonos...
Reclamándonos.
Despertándonos.
¡Increpándonos!
Sección de historia:
1° derecha.

Con sus luces y sombras,
la biblioteca otorga
la plenitud del mundo
y su vergüenza.

Hojas.

Letanía de voces
sempiterna,
aureo cáliz en la paz
de los sepulcros.
El aliento putrefacto
de las armas
en el filo de los dientes
del infierno.

Perdido fierabrás
de mi amargura,
bajo el manto
de esta noche de locura.

Silencio.

Universo letal,
rojo aliento del ser,
heridas enlutadas.
Inquina prelatura
sobre glóbulos rojos.
Abyecta bendición
de los pecados.
Aullan las cicatrices
de las almas
en la sección de historia:
1° derecha.

Páginas.
Singladuras feroces,
lapidarias.
Páginas...
Páginas...
Páginas...
¿Quién proclama
la piedad inútilmente?

Mírame Eva,
con tus ojos profundos.
¿Hablamos?
¿Qué habría sido
de la humanidad
sin violencia?...
Un sollozo axial,
intemporal,
de páginas inertes,
flagelándonos.
¿Quién reclama la piedad
inútilmente?...

Negras sombras
salado torrente,
manos afiladas.
Lágrimas silentes,
en la estrella del coltán
envenenada.
Tristes notas,
sonido lacrado.
Impresión yugular
en la inocencia
de sueños desgarrados.

Silencio,
de lirio y crisantemo.
Perfume engalanado
de la nada.
La biblioteca gime:
Ese obsceno,
creciente,
ilegal,
asesino murmullo de sangre.

Poetas:
¿Quién declama ya piedad
inutilmente?

Jesús Sahuquillo Amoraga -Valencia-

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