Afloraba de la más profunda bruma
esa mitológica criatura ¡Mágica!
prendado de tan sublime estampa
juraba amor sempiterno.
Brocal del pozo de un eterno querer
cómo río que busca su destino
entre un arco iris de calas
acariciando sus meandros ¡Mujer!
Efímera será la vida para su belleza
paisaje inefable, paraíso terrenal
el aroma de su piel parece petricor.
Olvida lo mundano porque te amo
será la luminiscencia de nuestro amor
la luz que brille eternamente en nuestros corazones...
Francisco Javier Díaz Aguilera.
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