Aunque tengo todo el tiempo del mundo,
pero también tengo mis problemas...
Esta tarde quise hacerte un poema;
de nuestras cosas, tus sonrisas,
aquella redecilla que te pones en el pelo
para que la brisa no enrede tu melena
y que yo me río tanto con ella...
Ya sabes, frescos y románticos
como una tarde de Abril en el valle...
quería escribirte este poema, que al final
te he hecho... pero fue toda una odisea...
Primero llegó nuestra nieta,
que como siempre decía que venía
cansada y hambrienta, que para que se callara
le tuve que dejar tu perra...
y prepararle una tortilla de patatas de esas que le gustan a ella
que con todo lo que le gustan
se la dejó casi entera... sonó el teléfono
no sé cuantas veces y al mismo tiempo
cuidando de ella... pues su nana vino tarde
como ya es costumbre en ella...
-Pero aún así, lo parí- apretujado en esta tarde,
con una fila inacabable de preguntones
sobándose la barriga plácidamente...
mientras yo te dije te quiero, unas trescientas veces...
Rafael Chacon Martel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario