domingo, 14 de mayo de 2017

REFUGIO SIN CERCA


No puedo dejar de imaginar en peligro
el honor que me haces,
el que más necesito, el más luminoso,
el que más alivio trae a mi corazón,
no eres tú la que alienta mis temores
sino el haber esperado tanto tiempo sin fruto
ser un digno ser humano para alguien
de quien mereciera la compañía por encima de cualquier otro,
siempre me he sentido particularmente insignificante
y al mismo tiempo, manchado por una culpa inherente a mi ser,
me atormentaba mi práctica impotencia
tanto con respecto a la fuerza física como en lo referente
a la capacidad para atraer la simpatía con el humor
o para despertar un serio interés con la conversación,
solo en la soledad, me parecía de cuando en cuando
estar disfrutando de una gloria
que aliviara sin sombras mi orgullo,
mi culpa era esa misma soledad
a la que tenía que retirarme buscando la dignidad,
me sentía egoísta, frío, divorciado de la humanidad,
indigno de su solidaridad puesto que no podía darle amor,
esta noche, alguien en inglés llamaba a mi pudor moral
por haberme atrevido a publicar en un grupo de nobles poetas
la foto de un torero
a punto de clavar su espada en el lomo de un toro,
clamaba escandalizada contra el racismo
y contra el sufrimiento animal
como si el único problema de las corridas de toros fueran
las fotos que se publican en Facebook
o como si mostrar la vileza de lo que hace un torero
fuera intolerancia contra los habitantes de mi propia nación
y hubiera que dejarlo degradarse a sí mismo
actuando como una alimaña por ser miembro
de una raza diferente,
la hipocresía demente de semejante alma, no ha impedido
que su crítica me afectara
porque parecía que en ese grupo era yo
el único poeta torpe, insensible y carente de ética
y su suelta predisposición a acusar a un semejante
que en mi caso, intenta no tener ninguna deuda con nadie
incluyendo a esa persona, ha conseguido por un instante
que me sintiera un estorbo para mi especie
porque tengo la manía de creer
que todo el mundo es sincero
y que dice lo que su corazón siente de verdad,
he conocido muchas personas como esa,
que atacan contra la inocencia para alimentar su pobre orgullo,
son ladrones de dignidad, torturadores de rebaño
sin verdadera conciencia, violadores de niños, encubridores
hipócritas de la injusticia,
la poca utilidad que tienen en el mundo
la compensan humillando y haciendo sentir a alguien más noble
tan pequeño como ellos, tienen muy dentro metida
la desazón de la envidia y están tan enfermos
que ya casi no son almas de verdad,
es a ellos a quienes yo no gusto, ellos cuidan
de las fotos, de todo lo que queda fuera
porque su corazón está ciego y no comprenden nada,
la vida casi me ha hecho creer
que lo que siento no existe porque nadie más
quería verlo por mucho que lo mostrara,
tantos ciegos encontré
que no es raro que ahora yo
no encuentre suficiente ni las pruebas más contundentes
de que estás a mi lado y no has desaparecido
como un fantasma cuando sale el Sol.

LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE -Orihuela-

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