Aún recuerdo la primera vez que te vi,
mojaste mi alma con tu esencia,
inmenso y azul, olor a ti,
un vaivén de olas en mi inocencia...
Más de una vez en días lluviosos
sentí cerca de mí esos sonidos,
sus golpes a las olas poderosos
erosionan lentamente mis sentidos...
Esa línea que te junta al cielo
dos azules de diferente mirada,
quisiera ser un pez de nado eterno
pues no poder respirar dentro de ti me mata...
Y mis pies añoran en tu arena sus pisadas,
esos que dejaron huellas que borró tu marea,
huellas que no olvidarán todas las palabras
que pintaron de amor mensajes en botellas...
A veces pienso en ti y en tu recuerdo
salen de mis ojos lágrimas saladas,
veo esas tormentas que tantos barcos hundieron
y en tu fondo quedaron sueños, amores, esperanzas...
Sé que algún día volveré a verte,
y al tenerte volveré a soñar
aprendiendo a nadar contracorriente
como el niño que sin querer tuvo que dejar su mar...
Del libro Mi pequeño gran amor de
Juan García Sánchez
Publicado en Acantilados de papel
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