miércoles, 17 de mayo de 2017

EN LA PALMA DE LAS MANOS


Andamos caminos que no conocemos
buscando senderos que nunca encontramos,
perseguimos metas que nunca alcanzamos,
teniéndolo todo en la palma de las manos.
Llegamos llorando a este mundo incierto
donde nos reciben con los brazos abiertos,
donde pronto aprendemos que todo es una farsa,
que la vida es un cuento y solo se vive un breve momento.
Zigzagueamos por tortuosos trayectos
donde encontramos seres abyectos
que envilecen el aire que respiramos, y no reparamos
en que todo lo tenemos en la palma de las manos.
Seguimos corriendo una loca carrera
sin mirar que la vida no tiene barreras;
y seguimos rodando por turbios caminos
sin pensar que el destino lo tenemos trazado
ni mirar a ese alguien que tenemos al lado.
Y seguimos corriendo nuestra loca carrera,
continuamos viviendo en nuestro loco andar,
sin mirar hacia atrás, sin siquiera pensar
en los que están sufriendo.
Llega un día el momento que la vida te frena
y no porque lo quieras, sino porque los años
sin sentirlo han surgido en decursar extraño
a pesar del impulso de tu loca carrera.
Y entonces ya quisieras detener ese tiempo
y dejar de correr en tu loca carrera,
y al fin te darás cuenta cómo todo fue en vano
y solo tuviste una primavera en la palma de tus manos.
Ahora que te sientes ya viejo y ya cansado
y recuerdas aquella carrera que tu vida fuera,
buscando sueños, tras de nuevas quimeras
cuando todo lo tenías en las palma de tus manos.
Pasamos por la vida y al mirar hacia atrás,
de pronto comprendemos que sueños fueron sueños
y por consiguiente ya no regresan más,
que seremos como el tiempo que se pasa al olvido
y solo seremos el recuerdo de nuestros seres queridos.
Hoy también te das cuenta que el otoño y el invierno
son como dos hermanos que anualmente regresan cogidos de la mano,
y la primavera contemplas como forra los ramos
que quedaron desnudos una fría mañana
y al árbol pinta de verde para su sombra darnos cuando llegue el verano.
El tiempo será implacable y se hartará de tus años
y tu cabello blanco como ovejas en rebaño,
y un día, al mirarte al espejo verás a un extraño
que anduvo por caminos y corrió por senderos
cuando todo lo tuvo en la palma de sus manos.

Lorenzo Martin -Estados Unidos-

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