martes, 9 de mayo de 2017

[ELLOS ESCRIBEN, ESOS RELÁMPAGOS]


Ellos escriben, esos relámpagos
en la carne.
Ellos escriben en las tinieblas ofuscantes de la noche
de la carne.
Ellos se escriben a sí mismos.
Esas luces,
esos destellos se escriben
en la carne,
en las tinieblas de la noche de la carne.
Luces destellantes, esas hojas
en la piel, en la carne en tinieblas del poema,
esas hojas se escriben a sí mismas.
Esas luces fugitivas,
esas cuchillas,
esos dientes de cobra negra y sinuosa.
Esas dagas se escriben en las tinieblas,
puñal subterráneo.
Esas colas de escorpión negro
que se escriben a sí mismas
 cuchillas luciendo en la brea,
esos gestos de relámpago, para abajo y para adentro,
esas agujas de aborto.
Esa carne sangrienta gritando
en los ganchos de los mataderos.
Esas luces centellantes se escriben a sí mismas,
en las tinieblas ofuscantes de la noche
de su propio poema.
Centellas afiladas,
esas aristas eléctricas sobre tus curvas de gata,
esas dagas se escriben en la piel.
Cuchillo enterrado en el jardín,
en las tinieblas de la noche de la tierra,
en la sangre de los ciruelos bajo la caricia de un hacha,
esos relámpagos se escriben.
Se diluyen en su propia savia negra,
escríbense a sí mismos y se raspan.
Escríbense y nunca se apagan:
la cicatriz de un resplandor nunca se cierra.

RUBENS ZÁRATE -Brasil-
Publicado en Gaceta Virtual 123

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